domingo, 15 de diciembre de 2013

El Aceite de Oliva



Con el aceite conseguimos grasas necesarias para que estemos sanos, ya que en estas grasas se encuentran vitaminas y sustancias esenciales que nuestro organismo no puede producir, por lo que las debemos introducir a través de la dieta, siendo imprescindibles para mantenernos sanos.
Siempre recomendamos no excederse en la cantidad de aceite utilizada en las recetas, ya que un consumo excesivo puede ser causa de sobrepeso y enfermedad.
El aceite de oliva nos ayuda a bajar los niveles de colesterol malo, subiendo los niveles del colesterol bueno.
El aceite de oliva nos ayuda a hacer mejor las digestiones y facilita el tránsito intestinal.
Los antioxidantes que contiene el aceite de oliva nos ayudan a luchar contra el envejecimiento y a prevenir las enfermedades degenerativas como el Alzheimer, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.
El aceite de oliva nos proporciona vitaminas que se encuentran en las grasas: A, D, E y K, favoreciendo la absorción del calcio, fósforo, magnesio y zinc.
Dentro de los distintos aceites de oliva, el aceite de oliva virgen y el aceite puro de oliva son los más ricos en vitamina E de efecto antioxidante, evitando la formación de las placas de ateroma (colesterol) en las arterias. También son los más ricos en fitosteroles, sustancias que evitan que el colesterol de los alimentos pase del intestino a la sangre, ayudándonos a eliminarlo.
Todos los aceites de oliva aportan ácido oleico grasa monoinsaturada, que ayuda a bajar los niveles de colesterol malo y subir los del colesterol bueno. Sin embargo, debemos controlar la cantidad de aceite, que debe ser de 4 cucharadas diarias como máximo.
Las frituras deben hacerse siempre con aceite de oliva,  ya que es el más estable cuando se le somete a altas temperaturas. 
Por todos estos motivos, el aceite de oliva será un alimento de consumo diario, siendo lo recomendable 4 cucharadas soperas al día.







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